Múltiples estudios indican que existen diferencias en el estilo de afrontamiento del estrés en las personas adictas, en comparación con personas que no muestran adicciones. Aunque el estrés es un factor importante en el desarrollo de distintas adicciones, un factor más importante todavía es la forma en la que las personas afrontan dicho estrés. Las personas que muestran adicciones suelen tener estrategias de afrontamiento normalmente indirectas, evitativas, instintivas y antisociales, mientras que la población general tiene respuestas más activas y cautelosas, relacionadas con el afrontamiento centrado en la tarea y en la búsqueda de apoyo social. La forma en la que las personas usan estas estrategias tiene una repercusión directa en la salud del individuo. Las personas con adicciones tienen un umbral muy bajo de tolerancia a la frustración y frente al estrés. Por lo tanto, se hace imprescindible la modificación de la afrontación del estrés, como prevención y tratamiento de comportamientos adictivos, fomentando, entre otras capacidades, la resolución de conflictos (tarea ejecutiva localizada mayoritariamente en el lóbulo frontal, que es justamente la zona del cerebro disminuida por cualquier adicción). Específicamente, aquella relativa a la toma de decisiones adaptativa, es decir, abierta a varias posibilidades y sin una solución cierta, cuyo beneficio no es siempre directamente perceptible por quien las realiza (Goldeberg, 2002).
“En cierto sentido, la adicción es una forma patológica de aprendizaje.” (Antonello Bonci, Neurólogo del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas).
Existen las siguientes dimensiones funcionales de afrontamiento al estrés:
1. Afrontamiento orientado hacia la tarea. Dirigido a la modificación de la situación percibida como estresante, mediante la planificación y el análisis lógico.
2. Afrontamiento orientado a la emoción. Centrado en modificar la percepción de una situación de estrés determinada, mediante la regulación de las emociones, el autocontrol o la búsqueda de apoyo social.
3. Afrontamiento de distracción. Dirigido hacia la evitación de la resolución del estrés, generalmente desembocando en comportamientos adictivos y otras estrategias psicológicas tales como la negación.
En definitiva, las adicciones se relacionan con una actitud evitativa frente a una situación de estrés determinada. El placer causado por el circuito cerebral de recompensa, que se activa mediante el comportamiento adictivo, sirve de paliativo ante malestar que causan ciertos conflictos. Hay estudios que demuestran que el comportamiento adictivo, en vez de reducir el estrés percibido de una situación, lo incrementa, ya que normalmente no cumplen las expectativas de resolver los problemas personales. Meichenbaum (1987) propone una modificación de la conducta que permita a la persona cambiar las reacciones emocionales inconscientes que le impiden hacer frente proactivamente a sus problemas, y de esta forma incidir sobre la personalidad adictiva que incita al individuo a llevar a cabo tales comportamientos.
La Bioneuroemoción, teniendo en cuenta todo lo anterior, centra su trabajo en los casos de adicción sobre las herramientas emocionales y cognitivas que sirven para afrontar los conflictos ante los que aparece la adicción. Facilita a la persona la gestión de aquellas situaciones de estrés de las que se evade con la sustancia o comportamiento adictivo.